28 noviembre 2009

Seguidilla del torpe.

Entre el vientre y el pecho
hundí la cara.
¡No volveré a hacer lo hecho!
Pero hecho estaba.

25 noviembre 2009

Epílogo.

Brotando, pudimos asomar la cara por encima del suelo en un esfuerzo crujiente, como una cremallera. Los huesos casi rotos, el pelo podrido en barro y la piel arañada de arena y raíces.

Y al fin, qué aire, qué atmósfera de óleo, qué ansiado firmamento.

Qué enfermo hedor a Hombre.

23 noviembre 2009

Intermedio.

Sucedió.

En los despojos, en el espacio inútil cerca de la nada, en el casi vacío roto de lo que somos, lo más nefasto de lo que deseamos ser se acumuló, y un estruendo enorme de frustración derramada nos engulló, como una explosión de muerte súbita.

La montaña de restos quedó esparcida y comenzamos entonces a recomponernos adhiriendo escombros a las partes que aún conservábamos. El anhelo de recuperar los elementos propios se fue apagando y cada cual se conformó con restos desconocidos, perdidos o encontrados, tolerados o violados.

A veces creímos reconocer gestos, saludos, respuestas, incluso físicos completos en aquellas miradas lánguidas que cruzamos.

Y lo que en principio había supuesto una opción sin consuelo, la última salida ante el ser incompleto, nos complació, y cada vez más restos, más despojos, más reflejos y descosidos nos reinventaron, y nada de lo que un día fuimos, ni por supuesto, de lo mas nefasto que deseamos ser, aconteció.

21 noviembre 2009

Preludio.

El tiempo transcurrido aún no lo sabemos. Para algunos es eterno y para otros no ha comenzado. Un tiempo denso, inconsciente, de piel espesa y olor a hueso. Un tiempo inerte, sin alma, sin luces, sin tacto.

Y durante ese tiempo, vagamos.

Y nunca esperamos nada.

17 noviembre 2009

Seguidilla del soldado raso.

Anudaron mi lengua,
quebraron mis pies
y por ti, tras la guerra,
caminé y hablé.

15 noviembre 2009

Historia Natural: Ella.

14 noviembre 2009

Historia Natural: Él.

12 noviembre 2009

El amor propio.

Si alguien nos dice ¿Quieres otra vida
con otro rostro, el negro vuelto blanco,
lo triste alegre? No, le respondemos,
quiero sólo mi vida, mis pesares,
mi autoridad, mi sino. Y esta cara,
estos miembros, la altura en que ha crecido
mi propio nombre. Nada de lo ajeno
me compete alumbrar, yo mismo, el alma
de mi carne, sus rasgos distintivos,
estos ojos, la boca que me dieron,
y la forma precisa de mi mano
y el sonar de mi voz. Cuerpo que un pulso
me da y recibe, un pulso peligroso,
un afán insaciable, ser conmigo
lo único posible, un alma errante
fijada por mis pies a la ancha tierra.
Por mis pies el mensaje que me asciende
de la planta al cerebro. Ser un hombre,
un hombre escuetamente aunque vencido.

Juan Gil-Albert. Homenajes e In promptus, 1976.

09 noviembre 2009

Seguidilla del herrero.

Junto al rumor del agua
apagué el beso,
pero en mi fuego fragua
de nuevo ileso.

05 noviembre 2009

Seguidilla del rabioso.

Un animal sin dueño
hoy me mordió.
Transformó en real el sueño
y se marchó.

03 noviembre 2009

Seguidilla del sastre.

Tejeré una bufanda
como tu pelo.
Será la soga blanda
que ahogue mi duelo.

01 noviembre 2009

Fotografía dañada 01.