26 febrero 2013

Una piedra.

Quisiera ser más bien como una piedra
como una de esas brillantes escamas
que coronan el monte
y es hogar de ventiscas
de lluvias torrenciales
de erupciones volcánicas
y se quiebra y se desgasta
y queda a veces sepultada entre otras muchas cosas
y siempre es ella piedra.

Quisiera ser más bien como una piedra
como uno de esos pedazos del mundo
que alguien lanza en domingo
contra el arco de una ola
y una bestia devora dos mil años más tarde
recorre un lento y ácido intestino
y es devuelta de nuevo al lecho oceánico
y sigue siendo aquella misma piedra.

Quisiera ser más bien como una piedra
como un canto rodado
que un día fue arrastrado en la corriente
y bien pudo amanecer en la muralla china
o en el florido altar de un templo griego
o señalando la tumba de un sabio
o qué sé yo tal vez no cese nunca
y viaje a otro planeta
y allá donde aparezca
no sea sino piedra.

19 febrero 2013

20.

En esta calle no hay niños,
recuerde:
la lluvia los arrastra
hasta el desierto
y les coloca
sobre la misma tierra
almas de jóvenes
y una corona de gloria.
Ellos serán
los últimos románticos.

Anoche
dos viejos amantes
en las colinas de Nebraska
alucinaron un nuevo mundo,
terso y plano:
un paraíso verde brillante
donde un hombre con sombrero
camina.