Seguidilla del poeta y la musa.

No está justificado
(y el Mundo es poco)
vivir tú y yo privados
uno del otro.

Seguidilla de la transfiguración.

Tornará azul mi sangre,
seré rey, no siervo,
y tú, rabiando de hambre,
tendrás que verlo.

Seguidilla de la ruina o de la gloria.

Lo que hice y lo que haré
ya nada importa.
En vida y muerte seré,
de hoy, la memoria.

Seguidilla del moroso.

De la pena que traigo
lloran las piedras.
Con sus lágrimas pago
todas mis deudas.

Seguidilla del soliloquio II.

"¿Recordarán los muertos?"
Vivir espero,
pues si el amor es recuerdo,
recordar quiero.

Seguidilla del soliloquio I.

"¿Recordarán los muertos?"
Vivir no quiero,
pues el amor es esto,
sólo recuerdo.

La jetée 3/3.

La jetée 2/3.

La jetée 1/3.

XXVII.

Si incendiara tu casa;
si convirtiera en ceniza
todos tus tesoros;
si en la pila bautismal
ahogara a tu hijo;
si de cuajo arrancara
el árbol de tu vida,
nada podrías reprocharme.

Seguidilla del campo de batalla.

Mi carajo es la espada,
tu coño escudo,
mis cojones granadas,
diana tu culo.

Adaptación de una copla anónima original del S. XVI.

Seguidilla del creyente.

Nada temo a este mundo
ni al venidero.
Reza tú, que es absurdo
vivir con miedo.

Seguidilla de las vocaciones.

Darte forma no puedo.
¡Qué torpes manos!
Sueño ser alfarero,
pero soy barro.

Seguidilla del místico.

No sé si hay un destino,
un principio, un fin...
Mas sé que no es contigo
y no es sin ti.

Seguidilla del náufrago.

Si he de vivir, corazón,
si a ello me obligas,
que sea pues sin timón
y a la deriva.

La Niña de Fuego.

Seguidilla de Todos los Santos.

En mi reino, Simón,
aún todos no están,
pero bien sabe Dios
que aquí acabarán.

Seguidilla del hijo hombre.

Que ni manto, ni abrigo,
ni hogar templado.
Que a mí me cura el frío
sólo tu abrazo.

XXIII.

Y el mundo se encoge,
mengua.
Mengua, mengua pequeño,
mengua.
Más allá del grano de arena,
un grano de arena sobre el que completas una vuelta,
siempre la primera.
Y no lo sabías.
Y cuando aún andas
pisando tus propios pies,
de nuevo se expande.

Seguidilla del arrebatado.

Mara...¿adónde me llevas?
Te pertenezco
y al verdugo me entregas,
roto, ya muerto.

Seguidilla del conquistador.

Teme el tiempo a la puerta
que le vigila
y a esta hora que es nuestra
y no termina.

Mexuar.

María & Eulalia.

Todos los hombres.

Todos los hombres con los que me cruzo en la calle, atravesando el parque, la plaza. Todos los hombres que pasan delante de mí mientras espero, sentado o de pie. Todos los que andan lejos también. Todos los hombres que suben al autobús, al vagón de metro, al tren de cercanías. Todos los que esperan en las estaciones y andenes. Todos los hombres que entran en los bares y cafés, en las librerías, en las tiendas de discos, en los museos, en los cines. Todos los que estaban dentro antes de que lo estuviera yo. Todos los hombres que pasan de largo, los que no entran. Todos los hombres de las novelas y cuentos. Todos los de las películas y teleseries. Sobre todo ellos. Todos los hombres, todos. Todos son él.

XXI.

Miguel era mi abuelo,
Miguel mi padre es,
Miguel también mi hermano
y mi sobrino, Miguel.

Seguidilla del penitente.

¡Tu malestar me alivia!
Qué honda la pena
de saber que la vida
es la condena.

Teardrop.

No soy yo.

No soy yo. Día tras día le digo que no soy yo. Desde que me encerraron en esta habitación trato de explicarle que está en un error, pero parece inútil. Le juro que no soy yo. Se confunde de persona. En cualquier caso, no voy a seguir hablando, no sin mi ropa. Me es imposible. Me niego. Me niego a seguir hablando hasta que no me devuelva mi ropa. Sé que desnudo podría aceptar cualquier cosa que me diga, aun siendo consciente de que no fuera cierta. Necesito mi ropa. Deme usted mi ropa. Desnudo no soy yo mismo, suelo representar un papel que quizá a usted le convenza pero que poco tiene que ver conmigo. Si permanezco desnudo puede usted hacer de mí lo que quiera que no obtendrá nada, nada real al menos, y puesto que lo único que importa es no aceptar ser otro más que quien soy en realidad, no pienso dejar de reclamar, incluso con violencia si a ello me obliga, que haga usted el favor de devolverme mi ropa. Usted o quien quiera que se acerque a esta habitación. No es necesario que esté limpia. Ni planchada. No es necesario que remienden sus rotos ni que hagan arreglos de talla si no me sienta bien. Devuélvamela tal cual me la arrebató.

Hombre pájaro.

Jerry Lewis.

Usted está aquí.

XX.

Te daré nombre de bosque,
de vega fértil,
de valle profundo y verde.
Sembraré en él la vida
y no habrá en su ciclo
sino riego eterno.

Seguidilla de los placeres [las Angustias II].

En la huerta del santo
oí tu cuerpo.
El gemido fue un canto
y un grito el verbo.

Tangos de la vida.

Por ti la vida,
mi vida,
se me va.

La luna y el sol
me daban en la cara,
esperando y mirando
y viendo las llamadas,
cuando advertí
que el sonido de tu voz,
de limón verde
pasaba a gris.

Debajo de esta farola
me estoy sacando una espina
que hasta el corazón me llora.
Tienes la cara
de haber pasado
una noche mala.

Dicen que la villa vale dinero,
dicen que la villa vale dinero
y son tus ojos dos caudales.

Ay la vida,
por ti mi vida,
se me va.

Popular, Pablo Ruiz Picasso y Enrique Morente Cotelo.

Seguidilla del arropiero.

Es sueño y sobre el sueño
la pesadilla,
pues si el cuerpo fue un leño
hoy será astillas.

Galatea. Charlotte Reiniger. Alemania, 1935.

Seguidilla del tonto.

Cuando puso a tu nombre
todos sus besos
creyó ser libre el hombre
y cayó preso.

XV.

Fui al encuentro de tu tacto,
de la cañada del sol
a la vereda del rayo.
Fui al encuentro de tu tacto,
y nuestra piel se hizo humo
y nuestra carne caldo.

Seguidilla del diantre.

Que no haga la rutina
los días amables.
Que sea sin mí su vida
insoportable.

Taranto del Niño Creciente.

Soy natural serrano.
Me llaman el Niño Creciente
y soy natural serrano.
Si tu aroma trae el poniente
me entra el mundo en una mano,
me entra el mundo en una mano.

Yo no le temo al tiempo,
aunque sea lento y tenebroso.
Yo no le temo al tiempo.
Sólo temo que sea otro
el que se beba tu aliento,
el que se beba tu aliento.

Seguidilla del bucle.

La calma en la batalla
pensé yo que era,
y no sólo no es calma...
¡Es guerra entera!

XII.

Tú eres mi casa,
mi templo, mi castillo,
las ruinas de mi castillo.
Lameré en tus muros
mi bandera,
y adornaré tu puerta
con la anarquía tibia de mi esperma.

Autobiografía.

Como el náufrago metódico que contase las olas
que le bastan para morir;
y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores
hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón
en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

Luis Rosales. Rimas (1937-1951), 1951.

Corpus Christi.

X.

Aunque huela a miel tu pelo
y tu voz sea dulce,
sé que es de sal tu espíritu.
Basta con arrimar los labios
a tu mejilla para probarlo.
Hubo un tiempo
en que todo fue un misterio.
No éste el único.
Ahora busco en la calle tu olor.
Y en el verano que llega.
Y en sus tormentas, que están por venir,
ya que es el cielo pardo quien condensa tu aroma.
No sé de tu origen, ni me interesa.
¿Pues por qué es sólo la vida un deseo?

Seguidilla del expolio o del reino entero.

Mil tesoros me robas
obviando el mayor:
el cetro, la corona
y un trono de amor.

Fred Astaire.

Seguidilla del paciente.

Tú eres mi latido:
pulso y aliento.
Estar o no contigo
mide mi tiempo.

Palacio El Badi.

Seguidilla de Trini la Costurera.

Para tu hijo difunto
seda bordaste,
y es que no hubo en el mundo
como tú sastre.

Seguidilla del parabolano.

Pobre es mi rezo, Señor,
pero es devoto.
Haz que sea mío su amor
y no de otro.

Seguidilla de vida y muerte.

Ya se hizo escombro el tapial,
ya es ruina el orden,
ya falleció el animal:
Ya nació el hombre.

Seguidilla del niño moro.

Ya no llores más niño,
que me envenenas
porque somos el mismo,
misma es la pena.

Seguidilla del acróbata II.

Haré un número extremo,
sin trucos ni artes,
que yo nada más temo
decepcionarte.

Seguidilla del acróbata.

Por ganarme tus sobras
salté al vacío.
Pues ni mil velas logran
lo que no es mío.

Seguidilla del otro.

Ese extraño ardor siente,
fiel y sangriento,
el que mata por verte
y vive muerto.

Seguidilla del superhombre.

¿Qué hubo en ti digno de mí?
Preguntó la voz.
"Violé, maté y me escondí,
mas siempre fui yo".

VIII.

Dejadme, si quiero,
marchar a la guerra.
Traeré, de mis enemigos,
colmillos y lenguas.
Reliquias de sangre,
de humo y de tierra.
Dejadme, si quiero,
marchar a la guerra.

Seguidilla del año nuevo chino.

En el sueño vivía
y en él te aprehendí.
Aquí viene otro día.
¡Despierta, infeliz!

Seguidilla del falso profeta.

Ni por cerrar la herida,
ni por abrirla.
Te regalo mi vida
para destruirla.

Seguidilla del subsidio.

Fruta de un huerto pobre
tus labios me dan,
pero es que vive el hombre
no sólo de pan.

Seguidilla del superviviente.

Con la noche encendida
se apagó el faro;
otra vez el suicida,
que erró el disparo.

Seguidilla de los ciegos.

Si me llamaste a voces
estando sola,
sordo estuve yo entonces,
como tú ahora.

Acariño galaico (de barro) 3/3.

Acariño galaico (de barro) 2/3.

Acariño galaico (de barro) 1/3.

Seguidilla del neonato.

Vine al mundo a batallar,
canté en lamentos,
y en tu mejilla el lunar
bailó flamenco.

Seguidilla del Príncipe.

Tomó mi mano y dijo
mientras moría:
si ahora pudieras hijo,
¿me salvarías?

Profecías.

Vladímir Maiakovski volverá a estar de moda allá por el año 2150. James Joyce se reencarnará en un niño chino en el año 2124. Thomas Mann se convertirá en un farmacéutico ecuatoriano en el año 2101. Marcel Proust entrará en un desesperado y prolongado olvido a partir del año 2033. Ezra Pound desaparecerá de algunas bibliotecas en el año 2089. Vachel Lindsay será un poeta de masas en el año 2101. César Vallejo será leído en los túneles en el año 2045. Jorge Luis Borges será leído en los túneles en el año 2045. Vicente Huidobro será un poeta de masas en el año 2045. Virginia Wolf se reencarnará en una narradora argentina en el año 2076. Louis Ferdinand Céline entrará en el purgatorio en el año 2094. Paul Eluard será un poeta de masas en el año 2101. Metempsicosis. La poesía no desaparecerá. Su no poder se hará visible de otra manera. Cesare Pavese se convertirá en el Santo Patrón de la Mirada en el año 2034. Piere Paolo Pasolini se convertirá en el Santo Patrón de la Fuga en el año 2100. Giorgio Bassani saldrá de su tumba en el año 2167. Oliverio Girondo encontrará su lugar como escritor juvenil en el año 2099. Roberto Arlt verá toda su obra llevada al cine en 2102. Adolfo Bioy Casares verá toda su obra llevada al cine en el año 2105.

Roberto Bolaño. Amuleto, 1999.

Seguidilla del habitante.

Soy quien tu pecho mora
y él mi guarida.
Y no escogí esta hora
sino esta vida.

Fotografía dañada 02.

Seguidilla Universal.

Como los ríos fluyen
y el viento sopla;
así el amor destruye,
pues ley no hay otra.

Dedicada a Ignacio González Vegas.

Seguidilla de Juanito el Rana.

Le dije: ¿En qué piensas, Juan?
"Pensar...no pienso.
Recuerdos vienen y van,
mas ni uno es cierto."