He nacido hombre
y eso es irreparable.
Qué otra cosa podría haber sido
si tengo pies y tengo manos
y una cabeza llena de coliflores;
si tengo un cuerpo inútil
que poco a poco se oxida y pudre;
si tengo tantas cosas
a las que nada conviene un nombre
y otras muchas que para nada sirven:
tengo lóbulos de héroe,
y la lengua de lana,
tengo angustias, deseos;
tengo siempre un ojo distraído
y décimas de fiebre,
tengo faltas y felicitaciones;
tengo conciliados todos los antónimos;
tengo lágrimas, deshechos y otras gracias
y tengo un haz de rayos verdes
brillando en los extremos;
tengo miedo, risa, tos,
tengo el pulso sostenido,
tengo las constelaciones y la selva
sacudiéndome en la espalda;
tengo hambre y tengo sed,
tengo el sueño cubierto de difuntos
y pena por despertar;
tengo uno tras otro amontonados
como lajas de piedra los recuerdos
y aplastada la razón.
Qué otra cosa podría haber sido
si tengo a cada paso
persiguiéndome una sombra.