En un reino del norte
encontré la muerte.
Mi padre quiso hacer de mí un atleta
pero me cansaba el cuerpo.
Me hice pintor
y también la pintura me causó tedio.
Mi tristeza pareció injuria
y mi voluntad un atentado contra la paz.
Mostré padres y madres aniquilando a sus hijos,
esposos que aceptaban de la esposa
el sacrificio de la vida,
mujeres que hacían degollar a sus maridos.
Bajo la máscara del actor
quise quitar la máscara a los reyes y a los dioses,
a los santos y a los místicos,
a los héroes y a los príncipes.
Los poetas embriagan a los hombres.
Yo soñé desembriagarlos.