El sonido de tu nombre es eléctrico:
miles de pistas incandescentes
se me abren por dentro al pronunciarlo.
Anne Lisbet respirando la niebla entre los abetos,
Anne Lisbet y la lluvia que cubre la fina piel de sus mejillas.
Todos los lugares son nuevos,
todos los quehaceres, cada pensamiento.
Hay un mundo que palpita
detrás de la oscura superficie
de lo inmóvil y cotidiano.
Anne Lisbet a horcajadas apretándose contra mis caderas,
Anne Lisbet en la cumbre de la montaña más alta.