Soy el torturador de avispas,
verdugo de sellos y precintos,
inquisidor del ángulo agudo,
sayón de las bandanas, las cintas, las felpas, las diademas
y demás ornamentos craneales.
Soy un baile de máscaras,
un sueño hiperbólico y abigarrado.
Soy ese poeta gris universal
atrincherado en los márgenes,
un exhibicionista que simula ocultarse,
blanco, soltero, heterosexual, cuadragenario,
cópula de la frustración y el desamor.
Soy, como todo aquel que no se precie,
mayoritario.