25 mayo 2012

Oficios de un odradek [VI]: apóstol.

Si mudaras un día la piel
- telón humano -
y te descubrieras ante el mundo,
a plaza llena,
como un animal perfecto
de carne áurea
y pulso eléctrico,
cuántos de estos ciegos
de tímpano impermeable
recordarían boquiabiertos
todos los sermones
que tan fanático proclamo.

20 mayo 2012

Oficios de un odradek [V]: delegado sindical.

Me indigna
que no se detenga el mundo,
que siga sumido inconsciente
en sus giros ancestrales,
que no pliegue su corteza
un frenazo instantáneo
y resbale sobre el manto
todo el agua del océano
cada vez que el sol dibuja,
libre y despreocupado,
tus formas sobre la acera.

14 mayo 2012

Oficios de un odradek [IV]: figurante.

Nunca miras a nadie.
No hay quien distraiga
tu indiferencia.
Tu cuerpo atraviesa sin esfuerzo,
como la luz el aire,
cuanto aquí vive.
Se ha deshecho el mundo
entre el perfil de tu córnea
y el relieve del sueño
que te hipnotiza.
Pronto despertarás,
alzarás la vista
y todo será trágicamente
reconocible;
abrirás la boca
y en tu bostezo asomará
el ciclo petrificado de los días.
Ese que yo quisiera engullir.
Ese en el que no existo.

06 mayo 2012

Oficios de un odradek [III]: empleado del hogar.

La casa que habitas
nunca será mi casa,
pero conozco el drama diario
de sus paredes.
Ningún color viste
digno luto por tu ausencia.
Ningún tapiz. Ningún lienzo.
No has visto boquear
estas grietas que tu aliento soldaba
por tragar agónicas
la última mota de polvo
que tu paso levanta.
La puerta que cierras cada mañana
sella tras tus talones
un microcosmos de angustia:
los libros lloran sus letras
y todas tus cosas se arremolinan
en una ráfaga de miedo.
Temen como yo
que un día no vuelvas.

01 mayo 2012

Oficios de un odradek [II]: explorador.

Llevo la redondez de tu frente
prendida en la retina
como una mancha solar
que adorna brillante el desvelo,
la noche polar
en el envés de los párpados,
un altiplano nevado de yeso.
Temo volver a verte
y que sólo el arco de tus cejas,
fino y tenso sol naciente,
queme mis ojos por completo.